¡Tierra Trágame!

Se estima que alrededor del 10 – 15% de la población es homosexual. Teniendo en cuenta esta estimación si la extrapolamos a un país de menos de cuatro millones, y a una ciudad con menos de 500.000 personas, ¿qué tenemos?: ¡Riesgo de cagarla mucho! (cosa que hice). Pues si amigos, se puede cagar y cagarla mucho, y yo para variar hice lo segundo. Una de las lecciones que más rápido aprendí desde que dejé atrás el Día D, es que en la comunidad gay – independientemente de qué país sea – todo el mundo se conoce, y si el mundo es un pañuelo, la comunidad gay de San José de Costa Rica es como la mitad de un kleenex. Estas cosas que os cuento y que parecen tan obvias, no las eran para mi hace un año, y claro ¿qué pasó? Que metí la pata hasta el corvejón.

Y es que como dicen uno aprende a base de palos… y yo en mi juventud y en mi inocencia… en fin… que fue una experiencia más. Resulta que tras probar las mieles de mi mismo sexo ^^, uno entra en una espiral de probar y experimentar (si no hagáis que sea más explícito, todos sabemos a qué me refiero, y por experimentar no me refiero a mezclar Mentos con Coca Cola Light), lo que me llevó a conocer a más gente. ¿Qué mas daba? Total allí no me conocía nadie y me lo pasaba bien. Lo de que no me conocía nadie era cierto, pero no calculaba que no era yo el único factor a tener en cuenta. Me explico, resulta que en uno de estos días conocí a un chaval bastante majo, que me enseñó un poco más el ambiente de San José – esta vez sin Drags Queens de por medio – y una noche salimos advirtiéndome que vendrían unos amigos. Hasta ahí bien ¿verdad? Pues ¡no!.

Así de improviso, con nocturnidad y alevosía, este chico, llamémosle Y, me presenta a sus amigos, ¿y quién era amigo suyo?, es más ¿quién era su mejor amigo?: ¡Pues un chico con el que … (fill the gap) en uno de esos días que estas sensible!. Claro imaginaos la situación –y seguro que más de uno la habrá vivido -, yo allí con un color rojo guiridespuesdeochohorasalsol no sabiendo donde meterme. Pensando: ¿Qué hago me presento como si no lo conociera? ¿me hago el gracioso y digo ¡que casualidad!? ¿grito fuego para que todos salgan corriendo del local y evitar saludarlo?. Y allí estaba yo, deseando desaparecer del local y haciéndome pequeñín pequeñín. El caso es que tardé tanto que el tomó la iniciativa y me saludó sin mas, sin dar mayor explicaciones, por lo que deduje que no era la primera vez que les pasaba (es lo que tiene ser una comunidad tan pequeña, en un país tan pequeño). Conclusiones: Pegar un post it en la cocina con letras bien grandes: ¡EL MUNDO ES UN PAÑUELO Y TU LA PROXIMA VEZ SI TE ABURRES TE LA MACHACAS CON DOS PIEDRAS!. Confesad, no soy ni el primero ni el último ¿no?